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OPINIÓ

"A que te violo!"

Esta terrible frase la escuché este agosto en boca de una chica de 16 años que relató varios ejemplos por el estilo, contándonos la realidad que viven muchas chicas cuando se enzarzan en discusiones con chicos. “A que te violo”, le dijo un chico. Estábamos en las jornadas “A Axenda feminista” en Panxón, Pontevedra y, como siempre, cada vez que me invitan a unas jornadas como ponente, termino aprendiendo yo más de lo que puedo aportar.

 

No he podido dejar de pensar en la joven gallega y su testimonio. Demasiado terrible para olvidarlo. Para decir “A que te violo”, es necesario que forme parte de un imaginario determinado, que sea algo sobre lo que se habla entre algunos chicos, haberlo normalizado, tenido en cuenta como hipótesis, o haberlo visualizado mentalmente antes. ¿Qué herramienta es capaz de normalizar y banalizar esta práctica? La pornografía en internet. Sabemos que los móviles han acercado este tipo de películas a chavales y chavalas muy jóvenes, que han visto escenas porno antes de tener su primera experiencia sexual, que recurren a ella para acercarse a la sexualidad, para aprender cómo son las relaciones entre adultxs.

Mientras tanto, la educación sexual en centros educativos y en las familias es claramente insuficiente. Además, los sectores reaccionarios y los gobiernos conservadores abogan por excluir cursos y actividades educativas centrados en sexualidad e igualdad, instigados por las iglesias de la inmensa mayoría de las religiones. Ya sea Imán, pastor, u obispo, hay demasiados que utilizan el púlpito para dictar normas que protegen el orden patriarcal e imponer cómo debe ser la educación de nuestros menores.

La joven gallega me hizo recordar a una chica de 12 años durante un curso de autodefensa feminista que impartí en Palma hace unos años. Se quejaba del profesorado que no las amparaba cuando los chicos les levantaban las faldas durante los recreos. Una compañera feminista me ha contado que, en Maó, recientemente, a su nieta de 10 años le lanzaron un: “que te violen” sin que la profesora reaccionase. ¿Cómo pueden algunos chicos divertirse levantando faldas a niñas o decir semejantes frases? ¿Y, sobre todo, cómo no decir nada?

Ahora que se inicia un nuevo curso en nuestros centros educativos, hago un llamamiento para que no tarde en llegar el día en que decidamos, como sociedad, que no podemos dejar la educación sexual de nuestros menores en manos de una industria poderosa como la pornográfica, enormemente machista y misógina y cargada de escenas en que se violenta y denigra a las mujeres, es nuestra responsabilidad. Desde la más tierna infancia, nuestros menores tienen el derecho a conocer su cuerpo, a valorarlo, a relacionarse con otras personas desde el respeto y buscando la satisfacción mutua. La Conselleria de Educación debe asumir su responsabilidad, dotar de formación de calidad específica en este tema a educadorxs y AMIPAS para poder contraponer una visión más igualitaria y humanista de la sexualidad al enorme poder de la multimillonaria industria porno.

 

Padres, madres y educadorxs, dejen de decir a las chicas qué NO deben hacer para evitar ser agredidas, y céntrense en reflexionar con los chicos qué NO o Sí deben hacer para relacionarse respetando la libertad y dignidad de las mujeres y niñas. No podemos esperar a poner solución a esto, se lo debemos a nuestras niñas y adolescentes.


Nina Parrón


* Als articles d'opinió es respecta la llengua original de l'autora.